Las neoplasias mieloproliferativas (NMP) son un grupo de trastornos sanguíneos que causan un crecimiento anormal de células sanguíneas en la médula ósea. Pueden afectar a personas de cualquier edad, pero son más comunes en adultos mayores. Las MPN pueden causar varios síntomas y complicaciones, como fatiga, sangrado, infecciones y coágulos de sangre.
Si tiene una MPN y está en edad reproductiva, es posible que tenga algunas preguntas sobre cómo su afección afecta sus opciones anticonceptivas.
Anticonceptivos: consideraciones y riesgos
Uno de los objetivos principales de la anticoncepción es prevenir embarazos no deseados. Esto es especialmente importante para las personas con MPN que toman ciertos medicamentos que pueden dañar al feto en desarrollo. Estos medicamentos incluyen hidroxicarbamida (también conocida como hidroxiurea), interferón, ruxolitinib y otros medicamentos que se usan para reducir la cantidad de células sanguíneas o reducir el tamaño del bazo.
Otro objetivo de la anticoncepción es reducir el riesgo de coágulos sanguíneos, que pueden poner en peligro la vida. Las personas con MPN tienen un mayor riesgo de desarrollar coágulos de sangre que la población general y algunos anticonceptivos pueden aumentar este riesgo aún más. Los anticonceptivos que contienen estrógeno, como la píldora anticonceptiva oral combinada (COCP), el parche, el anillo y algunos tipos de dispositivos intrauterinos (DIU), no se recomiendan para mujeres con MPN. El estrógeno puede hacer que la sangre sea más pegajosa y más propensa a la coagulación.
Por lo tanto, si eres una mujer con NMP y necesitas anticoncepción, debes evitar los métodos que contengan estrógenos y optar por otras alternativas. Estos incluyen:
Métodos de progestágeno solo: estos incluyen la píldora de progestágeno solo (POP), el implante, la inyección y algunos tipos de DIU. Actúan espesando el moco cervical y previniendo la ovulación. No afectan el sistema de coagulación de la sangre y, por lo general, son seguros para las mujeres con MPN.
Métodos de barrera: Estos incluyen condones, diafragmas, gorras y espermicidas. Actúan impidiendo físicamente que el esperma llegue al óvulo. No contienen hormonas y no interfieren con el sistema de coagulación de la sangre. También brindan protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS).
Métodos naturales: estos incluyen métodos de conocimiento de la fertilidad (FAM), como el seguimiento de su ciclo menstrual, la temperatura corporal basal, el moco cervical o las pruebas de ovulación. Funcionan identificando tus días fértiles y evitando las relaciones sexuales o utilizando un método de barrera durante esos días. No contienen hormonas y no afectan el sistema de coagulación de la sangre. Sin embargo, requieren un control cuidadoso y pueden no ser muy confiables para mujeres con ciclos irregulares u otros factores que pueden afectar la fertilidad.
Esterilización: este es un método anticonceptivo permanente que consiste en cortar u obstruir quirúrgicamente los conductos que transportan los óvulos o los espermatozoides. Actúa evitando que se produzca la fecundación. No contiene hormonas y no afecta el sistema de coagulación de la sangre. Sin embargo, es irreversible y requiere un procedimiento médico.
Si usted es un hombre con una MPN y necesita anticoncepción, puede utilizar cualquier método que se adapte a usted ya su pareja. Sin embargo, si está tomando un medicamento que puede dañar al feto, debe usar un método confiable para evitar que su pareja quede embarazada. También puede considerar la esterilización si no desea tener más hijos.
Terapia de reemplazo hormonal (TRH)
La terapia de reemplazo hormonal (TRH) es un tratamiento que proporciona hormonas sintéticas o naturales a las mujeres que tienen niveles bajos de estrógeno y progesterona debido a la menopausia. La TRH puede ayudar a aliviar síntomas como sofocos, sudores nocturnos, cambios de humor, sequedad vaginal y osteoporosis. Sin embargo, la TRH también tiene algunos riesgos potenciales y efectos secundarios que deben sopesarse cuidadosamente antes de comenzar o continuar la terapia.
Algunos de estos riesgos incluyen mayores posibilidades de desarrollar coágulos de sangre, accidente cerebrovascular, enfermedad cardíaca, cáncer de mama y cáncer de ovario. Los riesgos pueden variar según el tipo, la dosis y la duración de la TRH, así como los factores individuales, como la edad, el historial médico y los antecedentes familiares de la mujer.
Por lo tanto, es importante consultar con su hematólogo, quien puede evaluar su condición sanguínea y el riesgo de trombosis (coagulación), y su médico de cabecera o ginecólogo, quienes pueden asesorarle sobre la mejor opción para su salud y bienestar hormonal. ser.
HRT no es una solución única para todos y debe adaptarse a sus necesidades y preferencias personales.
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